Nahum: En primer lugar quiero agradecer a la Asociación de Profesores de Historia por la invitación, también
tengo que agradecer porque no tuve oportunidad de hacerlo antes el que se me haya designado socio
honorario. Yo se que es por la vejez, no es por otra cosa pero, bueno...
Accedí a hacer una charla, no una conferencia como dice el programa porque estoy ante colegas; si no, no
lo hubiera hecho. No por algún problema especial sino porque no creo que las conferencias sirvan para
mucho, pero cuando estamos hablando con colegas creo que el aporte de trabajos o investigaciones o
estudios puede servirle a la gente más joven para desarrollar mejor algunas de las tareas que la profesión
nos impone. Por eso acepté esa invitación para conversar sobre este tema y me gustaría decir algunas
cosas que probablemente les sirvan y si no es así por favor pregunten. Para mi va a ser una mayor
satisfacción responder las cosas que ustedes les interesa, y no hablar solamente sobre las cosas que se
me ocurran a mi.
Ese tema, "Reflexiones sobre el Batllismo desde una perspectiva actual" a mi me impone una serie de
consideraciones. En parte porque estudiamos bastante tiempo y con bastante dedicación el movimiento
político del que trata este tema, y luego porque tuve la suerte de poder complementar esos estudios con
documentación extranjera referida en buena parte a este movimiento político que permitía obtener no solo la
visión interna de los uruguayos sobre el Batllismo sino también la visión de representantes de países
europeos, algunos de los cuales tenían grandes intereses en el país y con los cuales este movimiento
político tuvo algunos choques.
En otro aspecto se me hace un poco difícil hablar sobre este primer Batllismo que es el que yo he estudiado,
sin tener enfrente como lo tenemos todos este pseudo Batllismo que estamos sufriendo.
Yo confieso como historiador y como profesor que me resulta muy difícil hablar de este primer Batllismo sin
establecer comparaciones con el hoy, quizás porque emplean el mismo nombre, aunque del contenido no
quede absolutamente nada de lo que formó al primer Batllismo y de lo que fue su filosofía política, de vida, su
honradez administrativa. Piensen que nos estamos refiriendo a cosas tan elementales como honradez
administrativa, se hace difícil no mirar el pasado con nostalgia en parte por lo que estamos viviendo hoy.
Haciendo el esfuerzo que uno debe hacer siempre de poner la mayor dosis de imparcialidad y objetividad
posible en el análisis de todos los temas que tenemos que dar en clase, quisiera decir que cada vez que el
país enfrentó una crisis grave, seria, muy importante, cada vez surgieron proyectos nacionales, de país, de
cambios de orientación que fueron pautando algunas de las grandes modificaciones en el acontecer histórico
nacional.
Rápidamente pienso que eso fue la Revolución Antiguista con su programa igualitario, libertario, federativo.
Pienso que también eso fue en un sentido totalmente opuesto el Congreso Cisplatino en donde se propuso la
anexión a Portugal y Brasil en aras de la defensa de determinados intereses sociales y económicos. Luego
de la Guerra Grande, que fue quizás uno de los episodios más traumáticos por los que tuvo que atravesar el
país donde estuvo a punto de perder su individualidad y su independencia. También surgió algún que otro
proyecto de modificación de la estructura económico social interna del país que permitiera terminar con las
continuas luchas entre los bandos políticos, que permitiera el sosiego, la tranquilidad de manera tal que
pudiera desarrollarse la economía, que hiciera finalmente sustentable a un Estado que tenía nombre de país
pero que le faltaba recorrer mucho camino para serlo.
Luego de eso pienso en el proyecto de país de la Asociación Rural, implementado por el militarismo que
tenía -lógicamente desde su visión de clase propietaria, poseedora-, una serie de particularidades centradas
en la defensa de la propiedad privada, en el desarrollo de la producción pecuaria y en su inserción en el
mercado mundial. Esa postura fue ideológicamente bastante completa, en el sentido que no solo abarcó
temas económicos y sociales, sino también políticos. Dijeron claramente que se necesitaban gobiernos de
excepción -y cuando surgió el gobierno de excepción de Latorre lo apoyaron abiertamente-, sino que también
se llegaron incluso a formular planes de educación, la que creían adecuada al tipo de explotación que creían
era la única posible de recorrer por el país para cimentar la nacionalidad, para modernizar el Estado. Esa
implementación, como todos ustedes saben, la lleva a cabo el Militarismo; y se pensó que con el
asentamiento de un gobierno fuerte, dictatorial se terminaba definitivamente con los problemas de tipo
político que se centraban entre el partido Colorado que estaba en el poder y el partido Nacional que quería
recuperarlo.
Batllismo y crisis económica de 1890.
Cuando los civiles recuperan el poder político, y entramos en el período del Civilismo, se produce una
gravísima crisis económica causada por una cantidad de factores que seguramente ustedes conocen. Esto
estaba demostrando que no era solo por un problema de guerras civiles que se destruía ese orden o que se
ponía en peligro esa propiedad, si no que también en plena época de inexistencia de revoluciones como fue
por ejemplo el gobierno de Julio Herrera y Obes -que fue entre 1890-1894- también se podían dar crisis
extraordinariamente graves, serias, que llevaron a la intelectualidad del país, a sus doctores, a sus políticos,
a una reconsideración del papel que ellos habían jugado en contra del Estado en la década del '70 y que
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ahora en la década del '90 entendieron que el Estado era un instrumento imprescindible para salir de esa
crisis. Yo creo que de allí en adelante el Estado adquirió un rol decisivo en la evolución económica del
Uruguay y una identificación con el ser nacional Uruguayo que sirvió de base para la política estatista, en el
sentido de gran intervención del Estado en los planos social, económico, político y cultural que le va a dar
después este primer Batllismo, el de José Batlle y Ordóñez. Por eso este primer Batllismo no surgió de la
nada, a pesar de lo que el historiador norteamericano Vanger dice: "Batlle fue el creador de su tiempo". No
surgió solo de Batlle, no es porque yo considere que es una personalidad común y corriente en nuestra
historia porque me parece que no lo fue y dada la carencia contemporánea cada vez más uno se da cuenta
que tuvimos una suerte inmensa en haberlo tenido. A veces yo comparo, utilizando una expresión para nada
historiográfica, comparo con Argentina y digo que poca suerte que tuvo Argentina porque nunca pudo tener
una persona, un líder, un intérprete de sentimientos populares que le permitiera avanzar y lograr niveles
superiores de civilización. El único que tuvo en el SXX ( porque creo que Irigoyen no fue ni cerca de lo que fue
Batlle y Ordóñez) fue Perón que era militar y fascista además de populista, que eso debió ser el único rasgo
positivo que tuvo (se dan cuenta que estos no son juicios historiográficos, ¿no?).
Pero volviendo a nuestro país el pensamiento de los políticos civilistas que empezaron a darse cuenta que la
utilización del Estado para la concreción de la nación, y que no se podía pensar en una consolidación de la
nacionalidad uruguaya sin la intervención del Estado, se ven puntos tales como la creación de las primeras
leyes ferroviarias, como el problema de la creación del Banco de la República, por algo le pusieron ese
nombre, porque era el banco estatal, como las primeras usinas eléctricas del país que después van a ser
estatizadas, en fin, con una serie de medidas de abierta intervención del Estado en el campo económico en
la que ellos mismos (estoy pensando en Julio Herrera y Obes) se habían opuesto cuando eran los
principistas de las cámaras bizantinas de los años '70.
Esa tendencia a dar intervención cada vez mayor al Estado en la vida de la sociedad se va lógicamente a
acentuar con este primer Batllismo, se va a acentuar con las dos presidencias de José Batlle y Ordóñez.
Ustedes saben bien que la primera fue prácticamente absorbida por el problema de la guerra civil, por la
revolución de 1904 y allí poco pudo hacer en cuanto a poner en práctica un caudal de ideas que seguramente
fueron madurando en él. Yo estoy convencido que esas ideas, si las tenía, las maduró en su larga estadía en
Europa de 4 años. Ustedes saben que cuando subió el gobierno de Williman entre 1907 y 1911, Batlle se fue
a Europa. Allí presenció una cantidad de acontecimientos importantes, sobre todo en Francia e Inglaterra: vio
el surgimiento de las primeras leyes sociales, de las primeras leyes laborales, la separación de la Iglesia y
el Estado, la intervención creciente del Estado en algunas actividades públicas como podría ser por ejemplo
el abastecimiento de aguas corrientes y alcantarillado, la estatización en esos países (estoy pensando en
Italia y en Francia), de los ferrocarriles, de algunas ideas de la estatización de los seguros como en Italia.
Toda esa problemática que presenció directamente porque estuvo 4 años allá, contribuyó en parte a sugerirle
ideas y en parte a madurar ideas que llevaba. El hecho es que cuando vuelve en su segunda presidencia
desarrolla esa enorme actividad que -leyendo los informes que los diplomáticos ingleses o franceses
residentes en Montevideo enviaban a Londres o a París-, uno encuentra otra visión que es muy agradable
encontrar.
El embajador inglés ( en aquella época todavía no había embajada, era Ministro) no daba abasto para mandar
a su cancillería los nuevos proyectos de ley que surgían desde el primero de marzo de 1911, a punto tal que
habla de "torrente de proyectos que se derraman sobre el Poder Legislativo", habla de "febril actividad del
señor Batlle", incluso hace (cosa que yo no he visto en historiadores Uruguayos) una especie de censo de
los proyectos enviados, informando sobre los proyectos presentados, a estudio, en comisión, en el Poder
Legislativo: según él, solo en 1911 había 300. Había una clara decisión de transformar el país; muchas veces
en su correspondencia privada Batlle dice una cosa que me gustaría repetir hoy porque me parece que viene
muy a cuento: "Con 20 años de administraciones honradas podríamos hacer maravillas con este país"; de
ahí su frase de que del Uruguay se podía hacer un país modelo. Toda comparación de los últimos 30 años
que a todos se nos ocurre inmediatamente estaría de más si pudiéramos ser, por suerte no lo somos,
imparciales y objetivos.
Volviendo a esto la amplia tarea que se desarrolla en esos cuatro años, va desarrollando un sector dentro de
un partido, que lentamente se va a reconocer a sí mismo como un sector partidario. No es de un día para
otro que se conforma la ideología y tampoco es rápidamente que ellos se dan cuenta de que son una parte
distinta del partido colorado, es decir los "batllistas", los que rodeaban a Batlle y después los que lo votaban.
Eso no se va a dar en la segunda presidencia sino en años posteriores: la primera vez que encontramos que
se llamaban a sí mismos Batllistas aparece en un artículo de El Día en 1919, varios años después de haber
dejado el gobierno.
Habiéndose dado cuenta de la importancia esencial que tenía el Estado, emplearon esa herramienta a fondo
para hacer lo que creían que debía hacer una modificación del país. Una modificación que permitiera superar
las guerras civiles, que permitiera superar el caudillismo, que permitiera superar las condiciones que
implicaban una traba para la entrada del país en el mundo moderno.
El batllismo: proyecto urbano.
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Ustedes saben que una de las cosas que más se discuten en la historiografía moderna en este tema es ¿se
ocupó solo de la ciudad? ¿no se ocupó del campo? ¿las reformas que pensó para el campo fueron muy
tímidas? ¿no logró eliminar los problemas del latifundio y del minifundio? Creo que hay algo de cierto en esas
afirmaciones; fue un sector del partido colorado esencialmente urbano que se dirigió sobre todo a las clases
populares y a las clases medias, a los inmigrantes. No pudo modificar -quizás no se animó, en parte por su
propia filosofía política- las estructuras básicas del campo uruguayo (estoy pensando sobre todo en el
latifundio). Batlle tenía la idea de que había una evolución natural que iba a llevar al reparto de la propiedad,
que no iba a ser necesario que el Estado interviniera para eliminar el latifundio con medidas coercitivas.
Se animó a subir el impuesto, la contribución inmobiliaria; se animó a poner un impuesto al ausentismo: pero
no hubo una labor de fondo destinada a eliminar o atenuar el problema de la conformación de la distribución
de la propiedad de la tierra, que era uno de los grandes factores de obstaculización de un desarrollo
armónico entre el campo y la ciudad.
Desarrolla una política claramente pro industrial, de diversificación de la producción. En ese sentido le
parecía muy importante estimular la agricultura, la granja y la industria; pero siempre pensando que de esa
manera se evitaría la tendencia del hombre de campo a enrolarse a cualquier revolución o patriada. Es claro
que aquí también hay una dosis de interés político (no estamos hablando de un filosofo que se pone a
gobernar) y ese hombre político tenía muy claro que para sustentar su postura política necesitaba votos. No
hay que caer en ingenuidades de pensar que "concedió" cantidad de cosas: a veces las concedió, otras
veces las dio con un interés mezclado: solidaridad social por un lado y de interés político por el otro. Estoy
pensando en la "Ley de ocho horas" que causó un impacto muy grande en la sociedad de la época y que él
pensó que era necesaria por una serie de consideraciones que corresponden a su filosofía moral más que
nada, y por otras razones que corresponden a su interés político. No creo que debemos ocultarnos que al
aprobar la ley de 8 horas, pudo existir interés en conseguir el voto de la clase obrera: ésa fue una de las
finalidades, y otra -que me parece muy importante no solo para aquel momento sino también para nosotros
como ciudadanos del país que es hoy y para el país que queremos o desearíamos ver en el futuro- una
filosofía de solidaridad social, que entendía como imprescindible que si el hombre trabajaba 8 horas tuviera 8
horas para descansar y 8 horas para instruirse, para ser un buen ciudadano. En uno de sus editoriales de El
Día, que eran eminentemente docentes, una de las frases que a mi más me conmovió y no tengo por que
ocultarlo, es que en esas 8 horas de recreo, de instrucción, de lectura, el obrero "también tuviera tiempo para
acariciar a sus hijos". Me parece tan notable que se dijera eso en 1911 y me parece tan distante de lo que
vemos hoy en el 2003, que tengo que hacer un esfuerzo como historiador para tratar de volver al estudio de la
época con cierta dosis de objetividad, con cierto alejamiento, con la imprescindible dosis de imparcialidad
que uno debe tener en esta tarea y que a veces no la tiene porque sigue siendo un ser humano a pesar de
ser historiador.
Esas realizaciones que yo no voy a repetir aquí porque todos ustedes las conocen (las estatizaciones, las
nacionalizaciones, las creaciones de bancos, ampliación de la educación, la gratuidad de la enseñanza
secundaria, la creación de la universidad femenina que en la época pareció una audacia terrible), estaban
revelando una filosofía. Lo acaba de decir una personalidad política en los días pasados -creo que de las
pocas cosas ciertas que ha dicho en su vida-: "tenemos nostalgia del Batllismo"; y creo que tenemos
nostalgia como ciudadanos uruguayos y no como colorados ni como batllistas ni como blancos, porque creo
que el Batllismo fue más que un hombre y fue más que un sector político.
Yo lo he dicho en alguno de los libros que escribí, que creo que batllistas somos todos, en el sentido de que
todos (blancos, colorados, socialistas, anarquistas, católicos, libre pensadores) aportaron ideas que se han
convertido en parte integrante de la personalidad de Uruguay y de la que con razón creo deberíamos
sentirnos orgullosos. La idea de la solidaridad social, el humanismo, la democracia política, la idea de que el
Estado debe ser un árbitro del conflicto social pero inclinarse para el lado de los más débiles, la idea de que
la democracia debe funcionar dentro del país, y también fuera del mismo a nivel mundial, todo eso conforma
un conjunto de valores más que de ideas, que todos hemos heredados y que rascando a cualquiera, blanco,
colorado negro o lo que sea, se van a encontrar encarnadas en la convicción que tiene el uruguayo de lo que
supo ser este país y de lo que debería volver a ser.
Los caminos del Uruguay post-batllista
¿En qué se basaban estos proyectos, como desafíos a grandes crisis nacionales? Se basaban en una
determinada distribución del poder entre las clases sociales, se basaron en darle un papel predominante al
Estado en la resolución a una cantidad de problemas, no solo económicos sino también de carácter social y
cultural y se basaba, (y esto es inevitable) en la inserción de este país que es un país pequeño en su región
y en el mundo. En mi convicción , y es la pregunta que yo me vengo haciendo desde hace varios años en el
trabajo historiográfico, ¿pudimos haber recorrido otro camino que este que hoy estamos transitando? Casi
todos los últimos libros que he escrito y algunos otros que están por salir se plantean esa pregunta.
¿Pudimos ser diferentes? ¿pudimos haber hecho otra cosa que la que hicimos? ¿nos permitieron o no nos
permitieron hacer otra cosa? Esa es una de las preguntas que más me preocupan. Creo, y adelanto alguna
contestación, que pudimos haber hecho otra cosa si hubiéramos podido seguir en el camino que marcaron
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las primeras décadas del s. XX. Lógicamente, el Uruguay no era una isla entonces ni lo es hoy; los
acontecimientos exteriores fueron condicionando, pero de cualquier manera creo que teníamos la suficiente
capacidad política, intelectual y económica como para haber podido seguir durante más tiempo por ese
camino de las primeras décadas del s. XX.
cuando su proyecto de colegiado, cosa que la oposición política y social que el Batllismo tenía, porque
lógicamente en ninguna época, ni en aquella ni ahora dejó de tener contradictores ideológicos y políticos
Aquí veo que se hace una referencia a Terra (por el afiche) y al Batllismo hasta Terra
Ese primer Batllismo fue claramente derrotado en las urnas. En el período que siguió desde el 16 -que fue la
derrota del Batllismo-, la oposición política entiende que no era sólo un rechazo al colegiado de Batlle, sino
sobre todo un rechazo a todas las reformas económicas y sociales. La prensa de la época ("El Siglo", "El
Plata", después "La Mañana"), dicen expresamente que lo que se derrotó no fue solamente el colegiado, fue
el "avancismo", el "progresismo", o como decía un gran abogado conservador José Irureta Goyena, el
"inquietismo" batllista, como si los batllistas tuvieran el "mal de San Vito", siempre estaban pensando en
proyectos nuevos y en reformas. Durante esa segunda etapa entre el 16´ y el 30´, el "Alto de Viera" fue, para
el desarrollo del Batllismo, un freno surgido de sus propias filas como era Viera. Una especie de freno -como
dijo muy bien Carlos Real de Azúa- a ese impulso Batllista que en esos segundos 15 años del siglo fue
mellando, limando las aristas más progresistas y revolucionarias que el Batlllismo tenía.
Eso va a culminar en el 33 con un golpe de Estado que yo lo veo más que nada como un producto o una
consecuencia más de la crisis de 1929. El análisis detenido de los efectos de la crisis de 1929 en el país
asusta porque la situación fue realmente grave, y una situación de tal gravedad se entendió que solo podía
hacerse frente con una medida extrema como lo era la ruptura institucional. Terra, que había surgido del
Batllismo, aunque nunca había estado muy cerca de Batlle desde el punto de vista ideológico, toma una
serie de medidas que en principio parecen apartarse del Batllismo pero que sin embargo conservan un lazo
muy importante, como es la prioridad que le da a la actuación del Estado en la solución de la crisis. Esa
prioridad es uno de los rasgos que el Batllismo terminó de imprimir en esas dos décadas primeras del siglo y
que ya vimos que venían de las últimas dos décadas del SXIX.
Entonces hay ruptura en cierto sentido, pero también continuidad con lo que fue el primer Batllismo, sobre
todo basado en el protagonismo que se le da al Estado. El hecho de que hubiera surgido de aquella
constitución de transacción que fue la del 18´ (con un poder ejecutivo bicéfalo, por un lado la Presidencia
ejecutiva y por el otro lado un Consejo Nacional de Administración) llevó a mucha gente al convencimiento de
que no era la forma adecuada de resolver la gravedad de la crisis económica que el país estaba enfrentando.
Me llama la atención, y quiero comentárselo, que los políticos uruguayos que hicieron esta Constitución y
que estaban en los puestos de gobierno en estos años (17´,18´ y 19´), pensaron que la Constitución era una
buena salida para el intríngulis en el que estaba el país. Por un lado los batllistas que querían el colegiado y
por el otro todos los demás, colorados, blancos, cívicos que no lo queríany que pretendían el mantenimiento
de la presidencia. Me llama la atención que ninguno de esos políticos, que era gente avezada, se diera
cuenta de la debilidad intrínseca que había en esa Constitución que concentraba todo el poder policial y
militar en una de las dos cabezas del ejecutivo, que era el Presidente de la República, y dejaba encargado al
Consejo de Administración de toda la administración del Estado sin ninguna fuerza física. Los embajadores
extranjeros se dieron cuenta todos de que eso no iba a marchar, pero no se dieron cuenta a los diez años o
a los doce años como se dieron cuenta los políticos uruguayos, se dieron cuenta a los 6 meses. Hay
comunicados del embajador belga que dicen -a los 6 meses de aprobada-, que esta Constitución no puede
funcionar porque tiene un poder fuerte y un poder débil. El día que al poder fuerte se le ocurra que el poder
débil es un obstáculo y le molesta, lo va a tirar para el costado; dicho y hecho, pero 13 años después.
Los informes diplomáticos como fuente histórica
¿Acá nadie se dio cuenta de eso? ¿O eran tan genios estos embajadores que venían del exterior para darse
cuenta o percibir cuales eran nuestras debilidades? Olga [Núñez] me dice que podría interesarles que les
hablara un poco de esta documentación que se recogió en archivos extranjeros y que dan una visión del
Uruguay que me parece extremadamente importante, porque primero, son personas avezadas en política;
segundo, colocadas en puestos de suma importancia porque tenían acceso a los ministros, al Presidente de
la República y podían recoger de primera mano testimonios que no aparecen en otros documentos que están
a nuestro alcance como ser periódicos de la época, los anales parlamentarios; y además, porque lo que
hacen es una especie de comparación de su cultura con la nuestra, de su experiencia política en sus países
de origen con la nuestra. Entonces en ese contrapunto aparecen una cantidad afirmaciones que a uno le
resultan como extraordinariamente enriquecedoras de la visión que surge solo de las fuentes nacionales.
Desde ese punto de vista los Ingleses, que son los que tenían más intereses en el país, son los que revelan
su posición respecto al gobierno uruguayo, a los gobernantes uruguayos e incluso a las modalidades o a las
costumbres del pueblo uruguayo.
No podemos olvidar que ellos tenían casi el monopolio de los servicios públicos como ferrocarriles, aguas
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corrientes, seguros, gas, teléfonos, y cada uno de esos servicios fue de alguna manera atacado, o se
pretendió desplazarlos por el batllismo, de modo que no es extraño que vieran en el batllismo un enemigo
consuetudinario. Fueron de los primeros en ir a visitar a Terra luego de dar el golpe de Estado y Terra le
contestó con una sonrisa al embajador diciéndole "yo sabía que los ingleses iban a estar muy contentos";
por algo lo diría.
En los primeros años del s. XX, cuando estaban acostumbrados a tratar con Presidentes que eran
"maleables", para decirlo de una manera elegante, se encontraron con un Batlle y Ordóñez al que por
desconocimiento creyeron que sería igualmente "maleable" y lo que encontraron fue una postura tan cerrada,
que los informes de los embajadores ingleses están plagados de improperios hacia un presidente que era
ateo, socialista, enemigo del capital extranjero, anarquista.
Esa misma postura la van a tener algunos otros embajadores franceses porque por ejemplo recuerdo ahora
el episodio del puerto. Pivel Devoto siempre nos acostumbró a escuchar en clase que Juan Lindolfo Cuestas
era "el perro dogo de las finanzas", de una probidad impresionante, que revisaba el presupuesto del país hoja
por hoja, (claro: eran 5 hojas; pero igual, las revisaba hoja por hoja) y lo que encontraba que era un gasto
innecesario lo tachaba. Desgraciadamente (pero a mi me alegra), pasó un siglo y revisando esos papeles
diplomáticos extranjeros, uno ve que no era tan así la personalidad del señor Cuestas. No tengo nada contra
el señor Cuestas, simplemente cuento lo que veo en los documentos que analicé. Fue el gran creador del
puerto de Montevideo; es un mérito importante, lo que no se sabía (hasta ese momento en que empiezo a
ver esos papeles) es que se llevó una suma importante de dinero por haber hecho la concesión de la obra a
una empresa francesa. Cuando subió Batlle, el pobre director de la empresa francesa creyó que estaba
hablando con la misma persona y entonces le quiso hacer un "regalito", a resultas de lo cual tuvo que hacer
las valijas para irse rápidamente del país porque si no lo iban a correr.
Esas cosas que pueden parecer anecdóticas no lo son porque están señalando un poco el interior del
funcionamiento del gobierno -que a veces es muy difícil de comprender si nos basamos solo en documentos
oficiales porque son muy cuidados-, y que nos dan una visión desde dentro del gobierno, de las fuerzas que
se estaban moviendo, de los intereses como los de este tipo que estoy señalando.
Yo lo he dicho en otras oportunidades y lo quiero repetir porque me parece que esta es una tarea para la
gente joven, y como acá hay mucha gente joven a lo mejor se animan a agarrar la posta. Como uruguayos
nos hemos envanecido de muchas cosas, algunas con justicia y otras no. Por ejemplo nos hemos
envanecido de la ausencia de corrupción en la administración pública y privada. Creo que un análisis
histórico del tema, que se impone, yo no lo he hecho pero me he encontrado periódicamente que
desmienten puntualmente esta pureza que nos hemos atribuido los uruguayos en las áreas de la
administración pública. Creo que desde la época de Latorre en adelante se pueden señalar puntualmente
episodios de corrupción que no me interesan solo por el aspecto moral -que ya es muy importante-, sino por
lo que implica de deterioro de la conciencia nacional si es aceptado sin protesta. Yo creo por ejemplo, que lo
ocurrido en este plano en nuestro país desde hace 30 años es tan grave y hemos sido tan tranquilos en
responder a eso, tan pacíficos (no estoy incitando a nada, simplemente estoy razonando en voz alta), hemos
sido tan pacíficos que no se acaba de entender hasta que punto somos capaces de saber que se abusa de
nosotros como país, como pueblo y no reaccionar en la misma medida en que se abusa de nosotros. Si se
rastrea en el pasado uno ve, por algunos episodios puntuales, que esto se ha venido dando desde hace
mucho tiempo, que no somos tan puros como creímos serlo, que no somos tan incorruptibles como creímos
serlo y cuando aparecen figuras que de verdad si marcaron una conducta moral, política y cívica uno debiera
intentar rescatar, ya no para nosotros, sino para nuestros hijos y nietos, todos los valores que se fueron
dejando por el camino en los últimos 30 o 40 años.
Yo se que a veces uno cree que la historia es una "maestra de vida", yo pienso que la vida me ha enseñado
que la experiencia que vale es la experiencia individual y como padre y como abuelo me doy cuenta que los
consejos que uno da, si no son acompañados por la experiencia personal de quien los recibe no sirven o
sirven muy poco.
Pero de cualquier manera me gustaría decirle a la gente joven que no se deje desilusionar por lo que ve en el
presente, que estudie con atención el pasado, que en el pasado hay cosas mucho más rescatables que
estas pocas lacras que acabo de mencionar rápidamente y que es en base a esas cosas rescatables que
tuvimos es que se va a poder tener en el futuro un país distinto al que estamos viviendo.
La profesión docente
Antes de terminar quisiera referirme un minuto a nuestra profesión. Yo nunca dejé de ser docente, aunque
por una inclinación natural que no sospechaba también me hice investigador; pero si a mi me preguntan qué
soy, yo siempre digo primero "docente". Se que este es un momento muy malo para la docencia, yo sigo
siendo docente, ya no de secundaria, ya no de formación docente, sino en la Universidad; la realidad no es
muy diferente allí que la de los liceos a los que ustedes van. Y quiero repetir algo que a mi me dijeron
cuando empecé la carrera docente y me lo dijo una maestra con mayúscula que era Elia Rodríguez de
Artucio, para nosotros la muy querida Perla de Artucio: " En esta carrera no van a recoger gratificaciones
materiales, pero las gratificaciones morales, espirituales que van a recoger compensan todas las otras
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carencias." El que tiene inclinación, el que tiene vocación, el que sabe lo importante que es dar en la
docencia a pesar de los malos sueldos, a pesar de los malos tratos, a pesar del desconocimiento, que siga
en la docencia. Yo creo que podemos compararlo con la medicina, pero no debe haber otra actividad humana
más reconfortante que aquella de dar, dar en parte lo que recibimos, porque lo que nosotros estamos dando
es lo que recibimos de otros grandes que ya no están con nosotros. Entonces a la gente joven les digo:
piensen bien si esta es la profesión que quieren seguir, pero si lo piensan bien y están convencidos, sigan
contra viento y marea: no hay sueldo que compense el agradecimiento de un alumno en la calle. Gracias.
Preguntas.-
Pregunta: Bueno, no queda bien que yo inaugure la ronda de preguntas pero no quería perder la oportunidad
de aprovechar la presencia del Prof. Nahum, quiero agradecerle su deferencia de haber compartido con todos
nosotros estas reflexiones que son tan ricas y además tan motivadoras, tan sugerentes de caminos
alternativos, para usar una expresión que usted mismo utilizó.
Yo quería hacer una pequeña reflexión referida a uno de los tramos de su conferencia. La referencia venía por
este otro lado: ¿cómo tendríamos que considerar la constitución del 17´ y el episodio de la votación del 30
de julio del 16´ en el contexto de la historia del Batllismo? A mi me parece que acá hay algo que tendríamos
tal vez que revisar. Yo escuchaba esas referencias a los comentarios que hacían los embajadores
extranjeros, y comentaba que y visto como funcionó la constitución del '17, tal vez no fuera tan débil. O que
tal vez los embajadores no estuvieron tan acertados si pensamos lo siguiente: la Constitución del 17´ resistió
4 años la crisis del 30´ si pensamos que al Uruguay la crisis empezó a atacarlo en 1929 y el golpe de
Estado de Terra fue el más tardío en América Latina. Constituciones mucho más "fuertes" (pienso
concretamente en la Argentina que venía invicta con 75 años de vigencia sin haber tenido nunca un golpe de
Estado), allí tuvo el golpe de Estado el 6 de septiembre de 1930. Tal vez hay allí una visión un poco
pesimista sobre la constitución que surgió de ese acuerdo: tal vez los políticos de la época tuvieron razón, y
que cuando los tiempos cambiaron, se transformó en débil lo que en algún momento apareció como fuerte.
También quería decir otra cosa más, tiene que ver con el freno del batllismo. Yo no se si la constitución del
1917 significa efetivamente un freno del Batllismo, o es un cambio de dirección; porque el batllismo pasa de
ser un sector político que impulsa medidas económicas y sociales a ser un sector político que impulsa
medidas políticas de democratización del voto y de limpieza electoral.
A mi personalmente me sorprendió mucho encontrar una exposición en la que Italo Perotti, en la Convención
Batllista del Royal, le explicaba a los batllistas por qué ellos se iban a beneficiar con el voto secreto, habida
cuenta de los fraudes que hacían los nacionalistas (y que eran una larga lista). Es decir que el fraude
electoral no era el monopolio de un partido sino que era una práctica de los dos; hasta el momento el
Batllismo no había sido sensible al problema y empieza a serlo recién después del resultado del 30 de Julio
del '16. Creo entonces que allí, más que un "freno" habría un "desvío", y allí aparece la dimensión político
democrática que hasta el momento no había surgido. Perdón por la extensión de las reflexiones.
Prof. Nahum: Me parece que podríamos dividirlo en dos partes. El resultado de la constitución del '17 fue el
resultado de una transacción, y la propia estructura que se le dio al Estado lo debilitó intrínsecamente
porque por un lado está el poder de hecho, militar y policial del Presidente de la República (que se ocupa
solo de eso y de las Relaciones Exteriores) y por otro lado está el Consejo Nacional de Administración que
se ocupa de toda la administración del Estado. Lógicamente yo no diría contrapuestos, pero eran campos
bastante separados, que encontraban mucha dificultad en aproximarse; y la prueba de ello está en que
personalidades como Serrato -que fue Presidente bajo esa constitución-, que era uno de los pocos
especialistas en finanzas y economía que había en el país, tuvo en ese plano una actuación notablemente
diluida, desleída, porque no estaba dentro de sus prerrogativas intervenir en los aspectos económicos,
financieros ni administrativos del Estado.
Era muy probable que la concentración del poder llevara a un enfrentamiento; eso es lo que decían algunos
embajadores extranjeros (sobre todo el belga que se dio cuenta enseguida), y que quien estuviera en la
Presidencia de la República pudiera sentirse tentado a sustituir al otro organismo que no lo dejaba ni opinar
en el 80% de la administración del Estado. Así que yo, la verdad, no tengo demasiada buena opinión sobre
la constitución del '17 porque me parece que fue el mero resultado de una transacción política en que no
salió con la suya ni el Partido Nacional que quería el Presidencialismo ni la mayoría del Partido Colorado que
quería el colegiado.
Para mi, era de corto aliento la vida de esa Constitución porque, otra de las cosas que me gustaría aclarar a
cuenta de esto, en este país a veces nos hemos dado el lujo de intentar corregir los graves problemas
nacionales haciendo la cosa menos indolora del mundo: modificar la Constitución. Este hecho se prueba por
la cantidad de Constituciones que hemos tenido, como si solamente con la modificación de la Constitución
se pudieran resolver los problemas. Una de las muestras de que eso no podía ser así lo da el hecho de que
cuando enfrentamos con la constitución del 17´ una crisis grave desde el punto de vista financiero (y yo ahí
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Demasi, me permitiría decirle que la crisis se empezó a sentir en el '31 no en el '29 ni en el '30 y que se fue
agravando mucho en el '32, el golpe se da en marzo del '33) no fue tan distante el impacto de la crisis del
golpe de Estado, no porque el Consejo de Administración no tomara medidas.
Me parece muy importante leer la cantidad de medidas que tomó para enfrentar la crisis. Lo que pasa es que
a la gente le va mal, hay baja de salarios, desempleo y toda la culpa la tiene el gobierno, (no iban a pensar
en el crack bursátil en Nueva York en 1929). Entonces se conjuntaron una serie de sectores sociales que
estaban muy desconformes con el Consejo Nacional de Administración de ese año, y que vieron con buenos
ojos el agrandamiento de la figura de Terra pensando que ahí estaba la salvación y la salida a la crisis: que
un hombre solo mandara, dirigiera lo necesario para salir de la crisis. Por eso es que no hubo reacción
popular cuando Terra dio el golpe más que en el entierro de Brum o en el entierro de Grauert, pero de hecho,
y eso se dice a veces con un poco de ligereza, la gente estaba ocupada más con el asunto del carnaval que
con el golpe de Estado de Terra.
Dejemos eso de lado, yo creo que no es que no hubiera habido un cambio de política del batllismo porque
claramente se tuvo que ocupar de los problemas económico financieros porque era mayoría en el Consejo
Nacional de Administración y además cuando se empiezan a sentir los efectos de la crisis, que son muy
fuertes: de un año para el otro el país perdió la mitad de las exportaciones, bajó el salario real terriblemente.
La desocupación llegó a niveles que nunca se habían visto: probablemente 30 o 40 mil personas en una
población de trabajadores activos de 100 mil. Fueron aspectos graves de la crisis que debilitaron
extraordinariamente a una inestable de por si Constitución política.
Con respecto a la otra pregunta, el 30 de Julio del '16 hubo una clara derrota del Batllismo cuando por
primera vez se utilizó el voto secreto. Ellos fueron los primeros en sorprenderse, no podían creer que la
primera vez que se utilizaba este mecanismo no hubieran recogido -como esperaban- la votación masiva de
la clase obrera y de las clases medias. Pero si uno analiza cómo votaron los distintos sectores sociales
(nosotros lo hicimos en el último tomo de "Batlle, los estancieros y el imperio Británico"), se da cuenta que
no los votó masivamente la clase obrera porque muchos de ellos venían del campo; eran de origen blanco y
habían votado a los blancos. Eso se ve muy bien en aquellos sectores de la ciudad de Montevideo que
pudimos ver, por ejemplo el Cerro donde estaban los frigoríficos (donde antes habían estado los saladeros):
eran gente que venía expulsada del campo pero que eran blancos por tradición, no iban a votar a un Colorado
ni por las 8 horas ni por nada, no como en nuestras épocas.
Yo veía esto en las últimas elecciones y pensaba: "deben estar revolviéndose en las tumbas no solo los
blancos sino también todos los colorados", y ahora sí, hablando con más respeto quienes murieron en
Masoller o quienes murieron en Tupambaé o en Cerros Blancos o en tantas revoluciones que el Partido
Nacional hizo para asegurar la pureza del sufragio, las elecciones libres, la representación proporcional para
unas cámaras que hoy en día las quieren achicar en lugar de querer conservarlas como están. El partido que
luchó más de medio siglo para tener representación en las Cámaras ahora las quiere achicar. No el Partido,
perdón, algún individuo que forma parte de ese partido. Mirando para atrás uno piensa: "qué manera de
traicionar el pasado, qué manera de traicionar el legado, de ser infiel a lo que les dio vida". Yo personalmente
como ciudadano -no como historiador- no lo puedo concebir, no me entra en la cabeza.
Les decía que la derrota fue producto del hecho que ni la clase obrera, ni las clases medias votaron al
Batllismo masivamente y en ese análisis que hacemos vemos que no solo hay amplios sectores de las
clases altas y de las clases medias que no lo votaron sino que también el campo votó -como había votado
tradicionalmente- por el Partido Nacional, y así como se decía (y se decía bien) que los policías votaban por
el Partido Colorado porque era el partido de gobierno, también (y eso lo sabemos), los estancieros llevaban a
sus peones a votar y eran en su inmensa mayoría blancos. La verdad que analizado eso la derrota en la
primera elección con voto secreto no resulta sorprendente, porque entre otras cosas su política fue sobre
todo urbana; con las 8 horas no llegó nunca al campo y de las reformas que todos conocemos muy pocas
llegaron al campo, entonces no es de extrañar que se siguieran manteniendo las lealtades a las divisas
partidarias y tampoco es de extrañar que perdieran como perdieron esa elección del 30 de Julio. Es más,
nosotros nos animamos a decir que quienes defendieron más la democracia política por la implantación del
voto secreto fueron los Nacionalistas y no los Batllistas quienes después de esa experiencia dijeron: "se
acabó el voto secreto: esto está gastado y puede dar lugar a compra de votos".
En ese sentido importa señalarlo para que no se crea que estoy haciendo un discurso pro-batllista,
históricamente es mayor el peso del Partido Nacional en la consecución de la democracia política que la que
se le puede atribuir al Batllismo.
Quedaron lastimados, la primera elección con voto secreto perdieron y dijeron: "vamos a volver al voto
público".
Pregunta: Voy a tomar las últimas palabras que dijo del profesor Nahum porque yo estoy convencida (y lo
digo en clase) que el Partido Colorado no es democrático -y a lo mejor el profesor Demasi no está de
acuerdo-. A partir de la revolución de Venancio Flores, el partido Colorado se adueña del Estado; se instala y
lo maneja a su gusto y antojo. Creo que como usted dijo los blancos son quienes lucharon por las libertades
civiles y el voto universal, y a esa idea de gobierno colegiado de Batlle, que significaba el continuismo de su
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sector a través de la renovación parcial de las elecciones, le pasó como a nosotros uruguayos
contemporáneos que nos creemos que miramos hacia el Río de la Plata y hacia el Océano Atlántico y no
miramos hacia América Latina. Porque en el período Batllista usted recién dijo: "A Hipólito Irigoyen no le fue
bien". Estoy de acuerdo pero Hipólito Irigoyen tenía el proyecto de la ley de 8 horas, subió con sufragio
universal masculino y me acuerdo que Barrán en la época de la dictadura cuando daba clases en su casa.
Nahum: Clandestinas, como yo.
- Según Barrán, Hipólito Irigoyen había subido en olor de multitud, en cambio Batlle llega a la presidencia por
acuerdos políticos y yo estoy convencida que cuando plantea estos temas (yo no investigué nunca estos
temas ni lo voy a hacer nunca porque el Batllismo me tiene saturada)
También digo nosotros uruguayos somos cultos, no somos racistas, ¿cuántos negros hay acá? Tenemos
amplio espíritu democrático, basta con que sintamos discursos en la propaganda política del ex-presidente
Sanguinetti, es una demostración de discursos antidemocráticos. En este país los políticos nunca robaron,
ahora Demasi me dice que de 5 años para atrás no robaron nunca, entonces las reformas Batllistas se
inscriben dentro del panorama que se daba en algunos países América Latina. En México la revolución se
concreta en la Constitución en 1917, la ley de 8 horas y la nacionalización de los recursos del suelo y del
subsuelo. A Hipólito Irigoyen, que como usted dice le fue mal, en parte por la Constitución del '53 donde las
elecciones de los gobernadores le planteaban los mismos problemas que le va a plantear a Kirchner para
tener en el parlamento las mayorías para impulsar y aprobar esos proyectos. Hipólito Irigoyen que apuntó a
la nacionalización del petróleo que los gobiernos anteriores se lo habían vendido no me acuerdo a cual de
ellas.
En Brasil, en 1890, en la República, encabezada por San Pablo y Minas la creación del Instituto del Café
que es cierto que le sirve a los cafetaleros pero es una medida para regular el volumen de lo que se vende en
el mercado mundial. Entonces creo que en estos primeros 15 años del S. XX de América Latina hay una
movilización de los sectores populares, cuando digo sectores populares me refiero a los países como
Argentina o el nuestro las clases obreras urbanas. Cuando digo en México y en los países con poblaciones
indígenas el reclamo de la tierra, y que es el fin de una etapa de los gobiernos oligárquicos. Tenemos que
tener en cuenta que José Batlle y Ordóñez accede a la presidencia en virtud de la constitución de 1830, en
la primera y en la segunda, entonces ¿por qué yo digo esto? porque resulta que ahora nos damos cuenta
que somos pobres como el resto de América Latina, nos damos cuenta que acá los políticos meten la mano
en la lata como en el resto de América Latina. Nos damos cuenta algunos que acá hay desaparecidos como
en el resto de América Latina. Yo creo que el Uruguay ha vivido hasta la crisis del modelo neo liberal de
espaldas al resto de América Latina.
En el IPA doy Americana III y para conseguir libros de Latinoamérica, ¡cuando encontrás uno, agradecé! Para
algunos sectores sociales, la mayoría, la crisis los ha liquidado, pero a mi personalmente me deja contenta
porque yo estoy orgullosa de ser latinoamericana, somos como el resto de los latinoamericanos y creo que
la solución nuestra no va sola sino que va de la mano de nuestros hermanos
Esta es una digresión, así como la quieran tomar.
Nahum: Bueno, la suya es una exposición de hechos muy respetable. Pero me parece que cometería una
injusticia si no intentara, como hacemos todos, rescatar los aspectos buenos que tienen las experiencias
pasadas para poder aplicarlas con un poco de suerte en el futuro; y yo creo que si hay un movimiento, no
como movimiento político sino como pensamiento político rescatable en el Uruguay es este primer Batllismo.
Y repito porque no quiero ser malinterpretado: cuando digo este primer Batllismo me estoy refiriendo al
aporte del Batllismo en sí y al aporte de todos los otros sectores ideológicos que conformaron el país,
integrando esa serie de valores seguramente incompletas que yo estuve diciendo hace un rato.
Creo que de esa serie de valores nosotros deberíamos sentirnos orgullosos y sigo creyendo que estuvimos
mucho tiempo de espaldas a América Latina, producto de la cultura europeizada, del puerto, de la época de
la colonia también es cierto. También creo que nuestro futuro está si miramos hacia la región y hacia
América Latina pero usted sabe que nosotros tenemos cosas para aportarle a América Latina y sobre todo a
la región. Creo que en nuestra historia hay una serie de hechos valiosos que otros países Latinoamericanos
no han tenido. Y si no le podemos aportar a una posible unión Latinoamericana poder material o económico,
sí le podemos aportar valores morales que -a pesar de los gobernantes- este pueblo sigue teniendo; me
parece que eso es de gran importancia y es lo que debiéramos valorizar como aporte nuestro en ese
conjunto de naciones Latinoamericanas. No le vamos a poder aportar otra cosa ¿las vacas?, ¿las ovejas?
¿Ante continentes enteros como son Brasil o Argentina? Pero si creo que los valores culturales, los niveles
cívicos que este pueblo ha alcanzado a pesar de que están deteriorados -y comparto algunas cosas que
usted dice-, creo que siguen siendo superiores a la mayoría de los pueblos Latinoamericanos y que ese
sería el aporte más importante a una posible unión futura en el plano regional o en un plano continental.
No por ser críticos con nuestro pasado, que tenemos todo el derecho del mundo a serlo, debemos y en eso
creo que discrepo un poco más con usted, debemos creer que no generamos como pueblo valores
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rescatables. A mí me parece que si los generamos, que -sobre todo como docentes que somos- sí
debiéramos hacer el gran esfuerzo de irlos rescatando y difundiendo porque no somos nosotros los que
vamos a hacer esa unión, van a ser los muchachos que están sentados enfrente nuestro.
Pregunta: Usted se preguntaba si las cosas podían haber sido de otra manera, me parece importante que
desarrollara eso, no terminé de dilucidar su respuesta y me parece que es clave para lo que estamos
discutiendo.
En algún momento creo que dijo: "si hubiera seguido pasando lo que pasó en las primeras dos décadas de
nuestro siglo podría haber sido distinto". Yo me pregunto y me lo preguntan mucho los alumnos en clase si
eso hubiera podido ser .
La segunda es tal vez un matiz; no lo entendí bien. Yo creo que con los desastres que ha habido en nuestro
país en los últimos 40 años, han habido muchas respuestas. Con algunas nos fue muy mal; no nos
debemos olvidar cuando nos va mal en las respuestas. No creo que ante estos desastres nos hayamos
quedado quietos, creo que nos movimos mucho. En nuestro país a veces da la sensación de que ante esta
corrupción no pasa nada, habría que preguntarse que significa "no pasa nada"; yo si creo que pasan cosas,
creo además que van a pasar.
Nahum: Son proyectos nacionales como los que conformó el primer Batllismo en los primeros 15 años de
este siglo. Esos son proyectos de nación, eso era un pensar en el país no para mañana de mañana a las 7
como estamos viendo actualmente, sino para dentro de 30 o 40 años. Le pongo un solo ejemplo, el Palacio
Legislativo, concitó todo tipo de oposiciones porque era una obra monumental cuando había otras mil cosas
importantes que hacer rápidamente, un poco como lo que está pasando con la Torre de las Comunicaciones.
¿Por qué un Palacio Legislativo tan grandioso en un país de un millón y poco de habitantes? Porque se
quería dar la importancia al Poder Legislativo como representante del pueblo, de lo que iba a ser la nación,
20, 30 o 50 años después; no estaban pensando en mañana. Eso es lo que yo considero que no hay. Creo
que el último proyecto nacional que hubo en el S. XX fue el de Luis Batlle, de patas cortas, que fracasó, pero
desarrollar la industria en el país era un proyecto nacional; por diversas causas eso no caminó. Pero
después de allí no he visto proyectos de país; veo arreglos de hoy para mañana, soluciones transitorias,
acuerdos que duran poquísimo, que duran lo que ese gobierno. No quiere decir que la sociedad no responda:
ha respondido; y como usted dice le fue mal en la respuesta. Pero yo no lo veo como respuesta de la
sociedad, lo veo como respuesta de algunos grupos sociales que fueron siempre minoritarios. No es que no
pase nada, pero lo que pasa es tan poco que el país en si no se mueve, no despega, creo.
Un proyecto no funciona si no tiene el poder del Estado atrás, y eso lo demuestra históricamente el país: un
nuevo proyecto de país no se mueve si no hay un Estado atrás que apoye esa finalidad, tratando de darle un
nuevo sentido; así como también le digo que eso depende no solo del Estado, sino de una constelación de
sectores sociales que apoyen ese proyecto, y una inserción favorable en el plano internacional. Porque este
país es muy pequeño para caminar solo, lo que en parte está respondiendo a lo que usted preguntó en
primera instancia, ¿hubiera podido ser de otra manera? Yo le contestaría con algo que no es para nada
histórico: Sí, si nos hubieran dejado. Ese segundo si no se puede usar en historia porque es historia
contrafactual, es historia de lo que uno desea y no de lo que realmente fue. Yo creo que este no es y nunca
fue un país pobre; creo que este fue un país rico al que lo mal administraron y como a gran parte de América
Latina le absorbieron su energía económica, y esto lo trabó para emprender otros caminos distintos al que
hemos recorrido. En una palabra y usando un término que hoy está demodé porque -era de la década del 60
pero sigue teniendo mucha validez-, fuimos un país dependiente. Hoy se utilizan otros eufemismos para decir
lo mismo, por ejemplo: "vulnerable"; "en vías de desarrollo". Hay otro término que me llamó la atención el
otro día por la suavidad con que expresaba el concepto de dependencia, al hablar de "relaciones
asimétricas".
Pero no lo pueden tapar; sobretodo a nosotros, profesores de Historia, que nos vengan a hablar que no hay
dependencia, cuando la hubo desde que hay historia porque las relaciones entre países poderosos y países
débiles se han dado históricamente y lo sabemos perfectamente todos. Es un cuento chino que se pueden
creer algunos economistas liberales que, por supuesto, no saben nada de historia; pero está bien que lo
hagan porque mentalmente pertenecen a otra cultura, no a esta; así que está bien que empleen esas
palabras. Lástima que nosotros sigamos esa corriente y empleemos también esas palabras; yo me niego
sistemáticamente, porque el idioma español es demasiado rico como para tener que pedirle prestado
palabras a otros idiomas, porque detrás de las palabras están los conceptos. Nos vamos a tragar también
sus conceptos, y eso yo no lo quiero hacer.
Le contesto brevemente esto, esa pregunta que hace mucho tiempo me acosa: "¿pudimos haber recorrido
otro camino?" E intenté cuantificarla en este aspecto: ¿Cuánto dinero salió del país por concepto de pago de
deuda externa, pago de garantías ferroviarias, pago de transporte a los mercados de consumo, pago de
seguros de esa mercadería que exportábamos, pagos de las remesas que las empresas de servicios
públicos extranjeras enviaban al exterior, pago de las remesas que enviaban al exterior los particulares
extranjeros?
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Me resultó muy difícil rastrear cada uno de estos rubros que acabo de mencionar, en general son cosas que
más vale que no figuren. Las empresas privadas no muestran sus libros, ni diciéndoles que es con fines
históricos y no fiscales.
El Banco de Londres (que ahora se llama Lloyd Bank), no tiene ninguna documentación. "Qué curioso, les
dije, porque en Londres yo estudié la documentación que enviaban de Montevideo a Londres. ¿Allá la tienen
y se puede ver y acá no se puede ver?" Me llamó la atención. Sumando todo eso son cifras que son
aproximadas porque la rudimentariedad de la contabilidad estatal era muy grande: un año se pagaba una
cantidad por concepto de intereses de la deuda externa, por ejemplo, y al otro año se pagaba otra distinta; y
no hay explicación de por qué la diferencia. Por lo que la contabilidad nacional son todas cifras
aproximadas.
A mi me da una pérdida de ingresos de alrededor de 14 millones de pesos anuales entre 1890 (cuando el
presupuesto nacional eran 14 millones de pesos) y 1940. No se si la cifra es bien representativa o no, si se
fue más o menos dinero, pero para mi que fue una cifra bastante aproximada en lo que pudo ser en realidad
y muy importante en relación a la producción del país. Si esa plata no quedó en el país, si esa plata se fue,
¿pudimos habernos desarrollado de otra manera si esa plata no se hubiera ido? ¿Es cierto que nunca
tuvimos capitalistas emprendedores que hicieran empresas nacionales y siempre tuvimos que depender del
capital extranjero? Históricamente es falso.
¿Es cierto que los entes autónomos del país cuando se fundaron y durante 2 o 3 décadas de actuación
siempre dieron pérdida? ¿El Estado siempre fue mal administrador como nos quieren hacer creer ahora?
Históricamente es falso, y se demuestra con los balances de los propios entes autónomos. Ningún ente
autónomo dio pérdida, ni en la década del 1900 ni en 1920; es recién después de 1930, cuando se acentúa
el problema del clientelismo político y el problema de poner en la dirección de esos entes a cualquier
ignorante que perdió la diputación (cosa que todavía sucede hasta hoy), entonces los entes autónomos
empezaron a declinar.
Pero eso de que el Estado es mal administrador es otro cuento que nos quieren hacer, no es el Estado el
mal administrador; es que el Estado fue mal administrado que no es lo mismo.
Si pienso en estos datos que les estoy diciendo, si pienso que en la segunda mitad del S. XIX y primera
mitad del S. XX los que menos contribuyeron a sostener el Estado con impuestos fueron los que más tenían,
que el Estado se mantuvo en base a los impuestos directos, o sea del consumo popular. Si pienso por otro
lado que esa mala administración del Estado se complementó con dosis (que desconozco) de corrupción, si
pienso que como país chico no teníamos capacidad para poner precios ni para recibir precios baratos, sino
que éramos tomadores de precios y receptores de precios como lo seguimos siendo hoy... Creo que ahí
tenemos unos cuantos elementos que pueden permitir interrogarnos si es éste el camino que hubiéramos
recorrido si hubiéramos podido disponer de todos esos capitales. ¿El país no se hubiera podido desarrollar
de otra manera?.
Ya que estamos en el Batllismo, el Instituto de Geología y el de Química que son los antecedentes de
ANCAP fueron propuestos en 1911. Si hubiera habido capacidad suficiente para hacerlo funcionar -y por lo
tanto hubiéramos tenido a Ancap no en 1931 como lo tuvimos sino en 1911- ¿no hubiéramos recorrido un
camino distinto en el campo energético por ejemplo?
El Frigorífico Nacional se instala en 1928; sin embargo el proyecto original es de 1911. Si lo hubiéramos
tenido desde 1911 ¿no hubiéramos tenido una mejor relación a la que tuvimos con el trust anglo
norteamericano de la carne, de lo que tuvimos después del 28´ cuando ya estaba prácticamente todo
arreglado en contra de ese Frigorífico Nacional?
Lo que yo quiero señalar es que veo con mucha más claridad un proyecto de país en esos 15 primeros años,
que en todo el resto de la historia nacional. No quiere decir que se haya concretado todo lo que se pensó o
propuso, ni que haya sido todo producto de la cabeza de un solo hombre; creo que en eso fui bastante
reiterativo pero me interesa repetirlo. Lo que quiero decir es que en esas décadas el país tuvo capacidad
como para pensarse diferente; en algunos tramos lo logró y en otros fracasó. Y la pregunta es: ¿en esos
sectores fracasó, o lo hicieron fracasar? Algunos de mis últimos libros son sobre eso: ¿por qué fracasó el
monopolio del Banco de Seguros del Estado? Por la intervención extranjera: a los ingleses no les convenía y
lo frenaron. ¿Por qué fracasó el monopolio del alcohol? Porque a los franceses no les convenía y lo frenaron.
¿Por qué fracasó la municipalización temprana de los tranvías? Porque la empresa inglesa y la empresa
alemana recurrieron a sus respectivas embajadas y lo frenaron. Y así puedo enumerar cinco, seis, siete
hechos que hubieran podido cambiar (no digo transformar, voy a ser más modesto), el camino que
efectivamente recorrió el país.
¿Por qué no se pudo hacer? Entre otras cosas, además de los defectos internos que tenemos como
uruguayos, por la oposición de la potencia hegemónica de turno. Me parece que, profesores de Historia
como somos, no hay que explicarlo mucho: se ve, se entiende, salvo los que sostienen que las "relaciones
asimétricas" nos permiten entrar en este agujerito que las potencias hegemónicas de turno nos conceden
para sobrevivir. Me parece importante que cada uno de ustedes como profesores de Historia se haga esa
pregunta ¿pudimos haber recorrido otro camino? Hay elementos para pensar que si.
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Pregunta: Con respecto a las materias pendientes que señalaba el profesor Nahum me gustaría referirme a
una y preguntarle el tema del carácter urbano del modelo del batllismo, por la deuda que queda con respecto
a las políticas agrarias; y me gustaría preguntarle al profesor: ¿cuánto de voluntad hubo en Batlle y en ese
período para llevar a cabo esas políticas? ¿quiso enfrentarse a los grupos de presión y no pudo? ¿no quiso?
En torno a eso que los detractores del Batllismo lo ven como algo a lo que no pudo hincarle el diente como
en otros.
Nahum: En realidad sobre ese tema ya dije algunas palabras, tal vez fueron muy rápidas, pero pienso que no
se lo planteó (y a mi juicio fue un error grave para el futuro) porque sin la transformación del agro en ese
momento, las otras transformaciones que se pudieran conseguir a nivel urbano iban a ser de corta vida. En
parte no lo hizo por una cuestión filosófica: no era un revolucionario, era un reformista; entonces admitió y
aceptó el respeto por el derecho de propiedad. Pero además como era un evolucionista estaba convencido
de que el tiempo iba a fraccionar esos latifundios porque se iban a repartir entre los hijos de los latifundistas
y que por lo tanto el Estado no tenía que tomar medidas directas en ese sentido. Tomó algunas medidas que
yo llamaría "laterales": aumento de la contribución inmobiliaria y a los propietarios ausentistas (como ya
dije); pero no una imposición directa como, por ejemplo, propuso Wilson Ferreira Aldunate en su último
presupuesto como Ministro de Ganadería y Agricultura, que limitaba la extensión de la propiedad de la tierra.
Pienso que también debe haber influido como usted dijo, algún factor de tipo político. El sabía que en el
campo estaban sus mayores opositores porque los estancieros que no eran Blancos eran Colorados
Independientes, o sea Riveristas, o sea anti Batllistas, y pudo haber pensado que no convenía a su sector
tirarse encima a todos los estancieros haciendo un ataque directo a la propiedad privada, o mejor dicho al
latifundio.
Pregunta: En la pregunta anterior cuando reflexionamos sobre los caminos posibles, vimos que la limitación
era el capital extranjero; si también pensamos políticamente, entonces esa conclusión de la dependencia
nos deja a primera vista sin salidas, "fuimos, somos y seremos dependientes" entonces no hay nada que
hacer.
Y si Batlle, que no era ningún ingenuo, sabía que ahí estaba la limitación ¿por qué no enfrentó ese capital
extranjero? y entonces, ¿donde queda la famosa autonomía relativa del Estado?
Nahum: Sobre eso le puedo decir lo siguiente: por supuesto que él se dio cuenta que el capital extranjero era
una limitación y por supuesto los embajadores ingleses tenían razón cuando lo llamaban "enemigo del
capital extranjero" y tomaron a muchas de sus medidas como ataques al capital extranjero. El asunto de los
seguros fue insólito, motivó, cosa inusual en la época, una intervención de la propia legación británica ante el
Ministerio de Relaciones Exteriores, diciéndole que si nacionalizaba los seguros las compañías de seguros
le iban a hacer pleito y que el gobierno de su Majestad Británica los iba a apoyar; y eso hizo que cambiaran
la ley. Cuando el monopolio del alcohol fue la legación francesa que les dijo: "si ustedes expropian al señor
Meillet, que tenía el monopolio de la producción del alcohol hasta ese momento, la embajada francesa y el
gobierno francés van a apoyar la reclamación que este señor haga; y también tuvieron que cambiar la ley. No
es que no se dieran cuenta de que estaban jugando con esas fichas en contra, lo que pasa, y eso me
parece que debiéramos haberlo subrayado porque es otro rasgo rescatable, es que a pesar de que existían
esas potencias hegemónicas como existen hoy, se luchaba contra ese predominio y muchas veces se
enarbolaban posturas de dignidad nacional que hoy no se ven. Esto se lo digo no solo por esos primeros 15
años del gobierno de Batlle sino incluso del gobierno de Terra surgido de un golpe de Estado, o sea no de
una situación democrática, que cuando lo presionaron los ingleses para que les diera el monopolio del
transporte en Montevideo dijo: "No; hay una cooperativa de propietarios pequeños que se llama CUTCSA, a
la que tenemos que proteger"; o cuando exigieron el pago perentorio de la deuda pública y un individuo como
César Charlone, que fue ministro de Hacienda de Terra y por el cual no tengo particular estima pero le tengo
gran admiración por su inteligencia, hizo toda la conversión de la deuda externa e interna del país diciéndole
a los países acreedores (que eran Inglaterra, Estados Unidos y Francia, a fines de la década del '30): "les
vamos a pagar en la medida de lo posible, no más." O sea, no poniendo en peligro la vida económica de la
nación. Algo parecido a lo que Kirchner acaba de decir ahora, pero resulta que hace 70 años que no
escuchamos una sola palabra, solo escuchamos decir que "somos fantásticos."
Entonces no es que podamos evitar la dependencia, porque por nuestro tamaño no podemos, pero si
podemos movernos dentro de ciertos márgenes internos y externos que permitan que el país supere el
estado de postración completa a la que parece estar entregado. Porque parece que quienes entienden que
esa dependencia es absolutamente irreversible son las personas que están en hoy los cargos dirigentes;
pero en el pasado sí se combatió, se lograron cosas y se mantuvieron posturas que nos gustaría ver hoy.
Eso de que "toda la deuda externa se iba a pagar en la medida de lo posible" es una pequeña frase que
habla mucho no solo de un político, sino de una traducción de un sentimiento de dignidad nacional que fue
apoyado por todos e inclusive por quienes eran sus opositores políticos.
¿Saben lo que pasa? Que hoy dicen que los tiempos han cambiado y que hay que cambiar las posiciones.
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Yo estoy convencido después de haber estudiado un poco la historia nacional que hay una cosa que se
llama "dignidad política", que no envejece con el tiempo: simplemente se tiene o no se tiene.
Fuente: A.P.H.U
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